miércoles, 2 de marzo de 2016

El espacio exterior de aquí al lado

La realidad, chicos y chicas, es extraordinaria. Caminamos juntos y torpemente, solos y como uno. Somos curiosos, incansables, idiotas. Estamos locos. Siempre caminamos hacia delante, mirando atrás. No tenemos más elección que intentarlo, una y otra y otra vez. Y cada vez que nos caemos con la dichosa piedra cantamos lo mismo: ecos de que ese no es nuestro final, tan sólo es el principio.
Somos viajeros, niños, infinitos. Todo, cada rincón del universo es infinitamente complejo y sí, tú y todos somos asombrosamente improbables. Cada momento, cada instante de alegría, tristeza o ira es un milagro estadístico. Cada beso, recuerdo y verso es una suerte maravillosa. Y no cesaremos, no acabaremos, porque somos realidad. La realidad es el cuento más grande que habremos leído y del que hemos tomado parte.
Nuestras despedidas son susurros en el vacío cósmico y tenemos, todos, una oportunidad de brillar y asombrarnos. De soñar y reír como tontos. Somos los monos más tontos, incongruentes, contradictorios y desagradecidos de la galaxia. Pero reímos, sonreímos y abrazamos como ninguno.
Y es que la Humanidad es y espero que sea siempre un gran misterio, uno del que me siento maravillado de formar parte y poder jugar con él. Y no importa a dónde vayas y no importa quién seas, tú y todos somos realidad, formamos parte de un mismo todo. Uno que no ha dejado de mirar. No hemos dejado ni dejaremos de mirar. De recordar. De soñar. De contar. De abrazar. De sentir. De mirar al cielo estrellado y sonreír. Porque somos aventureros de las estrellas. Y nos arrepentiremos de no haber soñado lo suficiente.
Somos tontos e infinitos, uno y todo. Así que, por todo, por tu propia existencia, sé amable. Abraza más. Haz sonreír y reír. No dejes de soñar y camina todo lo que puedas. Y recuerda que seas quién seas y vengas de dónde vengas eres humano y real. Quieras o no estaremos y seremos contigo hasta el final.